martes, 2 de abril de 2013

COREA DEL NORTE DECLARA DE FORMA OFICIAL EL ESTADO DE GUERRA

¡¡MARANATHA  CRISTO VIENE SEÑALES HAY!!

En los versículos 4-6 de Mateo 24 Jesús dice que antes  de su regreso, y del fin del mundo, aparecerían falsos cristos u hombres que dirían que ellos son el Cristo esperado, o el cristo encarnado en ellos. Ejemplo de éstos son Jim Jones quien murió en Guyana con su iglesia, y David Koresh, quien murió con 70 de sus seguidores en Waco, Texas. Hoy existen otros falsos líderes que se hacen pasar por Jesucristo, y están engañando a muchos ingenuos (v.5), también Jesús habló de guerras y rumores de guerras (v.6), pero que ¡todavía no sería el fin! (v.6). Hasta este punto Jesús NO nos da una señal singular o específica de su venida y del fin del siglo. En los versículos 7-14 el Señor Jesús profetizó claramente los conflictos internacionales (v.7). Luego Jesús habló de la gran tribulación que vendrá a sus escogidos por causa de su nombre (v.9), y el surgimiento de falsos profetas o maestros fraudulentos ansiosos de poder y dinero(v.11). En el verso 14 Jesús anunció que el evangelio del reino será predicado por todo el mundo como testimonio...y entonces vendrá el fin del mundo. (Para saber más sobre el Reino de Dios, solicite el artículo “El Reino de Dios---Qué Es?”. Es gratuito). Pero hasta acá tampoco tenemos la SEÑAL única y singular que le fuera solicitada por sus discípulos acerca de su venida y del fin del mundo. Muchos cristianos confunden estas señales sobre la proximidad de su venida con su venida misma. Estar próximo a venir no quiere decir ya se llegó.

Corea del Norte declara de forma oficial el “estado de guerra” con Corea del Sur. Ha sido a raíz del repunte de la tensión entre ambos países y de las sanciones por parte del Consejo de Seguridad de la ONU

Internacional | 30/03/2013 – 01:13h | Actualizada a las 07:46h
El líder norcoreano, Kim Jong-un (c), durante una reunión en la madrugada de este viernes en un lugar indeterminado, en la que ordenó tener preparados sus misiles para atacar en “cualquier momento” intereses de EEUU y Corea del Sur EFE
Seúl, (Agencias).- Corea del Norte ha anunciado a través de un comunicado de la agencia estatal norcoreana KCNA este viernes que las relaciones conCorea del Sur se encuentran en “estado de guerra“, a raíz del repunte de las tensiones entre ambos países y de las sanciones por parte del Consejo de Seguridad de la ONU.
“Desde ahora, las relaciones Norte-Sur entrarán en estado de guerra y los asuntos que surjan entre el Norte y el Sur serán tratados de acuerdo con ello”, señaló el régimen a través de un anuncio especial publicado en la agencia estatal.
En su habitual tono belicista, los medios norcoreanos publicaron ayer que su líder Kim Jong-un ordenó tener preparados sus misiles para atacar en “cualquier momento” intereses de EEUU y Corea del Sur.
En su nuevo anuncio Corea del Norte aseguró que “la situación en la cual no hay ni guerra ni paz de la península de Corea ha terminado”.
Las dos Coreas han permanecido técnicamente en guerra desde el final del conflicto que las enfrentó entre 1950-1953 y que concluyó con un alto el fuego, tras el cual se firmó un armisticio y acuerdos de no agresión.
El comunicado advirtió además de un “combate a gran escala” más allá de la región si Corea del Sur y EEUU continúan con sus actividades militares en la zona desmilitarizada entre las dos Coreas.
Según la KCNA, que actúa de portavoz del régimen, el anuncio especial de hoy ha sido emitido por el Partido de los Trabajadores, ministros y otras instituciones.
Estos anuncios se enmarcan en la campaña de amenazas que el régimen de Pyongyang dirige a Corea del Sur y EEUU desde que el pasado día 7 de marzo la ONU anunciara nuevas sanciones al país comunista por su última prueba nuclear de febrero.
En dichas sanciones, China, principal aliado de Corea del Norte, respaldó y apoyó la penalización contra Pyongyang, una maniobra que según los analistas ha profundizado el aislamiento y la incapacidad para poder anticipar su inesperada respuesta.
Esta misma semana Corea del Norte anunció la suspensión de la única línea de comunicación militar que mantenía con Corea del Sur y que gestiona el acceso al complejo industrial común de Kaesong, en medio de una escalada de tensión entre los dos países.
EE.UU. se “toma en serio” la amenaza de Corea del Norte
Estados Unidos se “toma en serio” el anuncio del “estado de guerra” declarado por Corea del Norte contra Corea del Sur, dentro de la escalada de las tensiones durante las últimas semanas, según ha señalado este sábado la portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, Caitlin Hayden.
La Casa Blanca “se toma en serio estas amenazas y permanece en estrecho contacto con los aliados surcoreanos”, ha sostenido Hayden, según recoge la cadena BBC.
Seúl replica que el estado de guerra “no es una amenaza nueva”
Corea del Sur ha restado importancia a la declaración del “estado de guerra” por parte de Corea del Norte porque “no es una amenaza nueva”, si bien ha asegurado que reprimirá “cualquier provocación”, según han manifestado este sábado el ministerio de Unificación surcoreano en un comunicados.
En esta misma línea se ha pronunciado el Ministerio de Defensa surcoreano, que, sin embargo, amenaza con “reprimir plenamente cualquier provocación de Corea del Norte” y recalca que el Ejército está “preparado”. Defensa advierte de que esta declaración de Corea del Norte amenaza con “minar” la estabilidad y la paz en la península de Corea

lunes, 30 de abril de 2012

PROVERBIOS 4



Versículos 1-13
1. Invitación de Salomón a sus hijos (vv. 1, 2): «Escuchad, hijos, la instrucción de un padre». Contra la opinión de J. J. Serrano -nota del traductor- y siguiendo la del rabino Cohen y del propio M. Henry -creemos que aquí no se trata de «discípulos», sino de verdaderos «hijos». La instrucción de un padre sabio ha de ser atendida con toda diligencia, pues ese es el modo de adquirir cordura (hebreo, bináh, esto es, tanto entendimiento como discernimiento). Tanto los magistrados como los ministros de Dios han de mostrar un particular interés en instruir a sus hijos, pues a mayor conocimiento corresponde mayor responsabilidad. Comenta Malbim que la expresión de «un padre»», en contraste con 1:8 («tu padre»), «insinúa que está impartiéndoles una instrucción paternal que él mismo había recibido de su padre». Esto se confirma por el vocablo usado en la primera parte del y. siguiente para expresar esa instrucción, ya que el hebreo leqaj significa «lo que se ha recibido» de los antepasados. En 2b, el vocablo hebreo es torat, enseñanza que consiste en instrucciones basadas en la ley. La religión tiene a la razón de su lado y nos da enseñanzas fundadas en verdades ciertas y en normas seguras.
2. Instrucciones que les da. El las recibió de sus padres y enseña a sus hijos lo mismo que a él le enseñaron (vv. 3, 4). Sus padres le amaban y, por tanto, le enseñaron: «Yo fui hijo de mi padre» (v. 3), no es una perogrullada; el sentido es: «hijo escogido y obediente», como entendieron los LXX (. «también yo fui hijo obediente de mi padre»), aun cuando así trastornaron el orden del hebreo y tradujeron por «obediente» el hebreo raj, tierno.
Para su madre (3b) había sido el «preferido» (hebreo yajid, único). Es cierto que Betsabé dio a David cuatro hijos (1 Cr. 3:5), pero Salomón fue el preferido de sus padres y el escogido de Dios. Quizá fue David más estricto en la educación de Salomón que en la de los otros hijos, pues, además de la excesiva condescendencia que mostró con los caprichos de Amnón y Absalón, se nos dice expresamente en cuanto a Adonías (1 R. 1:6) que «su padre nunca le había lastimado» (lit.; esto es, «contrariado»). Aunque Salomón sobrepasó después a su padre en sabiduría, no tuvo empacho en referirse con respeto a las enseñanzas que de él había recibido. Si resulta útil buscar las sendas antiguas (Jer. 6:16) ¿por qué hemos de despreciar las enseñanzas antiguas? Aunque no hemos de ser seguidores serviles de los maestros que nos precedieron, tampoco hemos de despreciar lo mucho bueno que nos legaron.
3. Pasando ya a detallar las principales instrucciones que les da, vemos que consisten (vv. 4-13) en preceptos y exhortaciones acerca del valor de la sabiduría, conforme le había enseñado su padre; y por cierto, lo había hecho con gran interés e insistencia: (A) Le había preceptuado retener sus palabras (v. 4. Lit.), las buenas lecciones que le había dado; sus dichos (v. 10), expresiones sueltas, llenas de prudencia; había de retenerlos, guardarlos para vivir una vida honesta útil y dichosa (v. 4); retenerlos en el corazón, no sólo en la cabeza, pues sólo cuando arraigan en convicciones dan buen fruto las lecciones.
No había de olvidar ni dejar la sabiduría, sino guardarla, para ser guardado; amarla, para ser protegido por ella; ensalzarla, para ser por ella ensalzado; abrazarla, para ser honrado y adornado por ella (vv. 4-9). Ella otorga longevidad, rectitud, seguridad, vida (vv. 10-13). (B) Para corroborar estas exhortaciones, que son mandamientos (mitsotay, v. 4), enaltece la sabiduría como algo que tiene valor supremo (v. 7): «Lo primordial (es la) sabiduría; adquiere sabiduría» (ésta es la mejor versión).
Todas las demás cosas de este mundo, comparadas con ella, son de valor secundario; por eso, hay que adquirirla (v. 5), comprarla, a cualquier precio (23:23). La sabiduría verdadera nos recomienda a Dios, embellece el alma, nos capacita para vivir una vida santa, útil, llena de sentido, y nos encamina derechamente a la vida que no tendrá fin.
No es extraño, pues, que haya de adquirirse aun a costa de todas las posesiones (v. 1b).
Es cierto que esta sabiduría es un don de Dios, como lo fue para Salomón, pero Dios la da a quienes la piden (Stg. 1:5) y a quienes se esfuerzan por hallarla.
Si no podemos llegar a ser maestros de sabiduría, seamos amantes (v. 6) de sabiduría.
Versículos 14-19
Si esta porción continúa con exhortaciones de David a Salomón o marca un recomienzo de los consejos del propio Salomón no es de fácil solución.
M. Henry se inclina por eso último, pero la mayoría de los autores no parecen advertir aquí ningún corte, tanto más cuanto que toda la porción restante (vv. 14-27) no hace sino ampliar la alegoría de los dos caminos, ya iniciada anteriormente, especialmente a partir del v. 11. En los vv. que siguen, se nos previene contra los caminos de los malvados. Veamos:
1. La advertencia misma (vv. 14, 15): «No entres por la vereda de los malvados, etc». El término hebreo reshaím conota los que pecan contra Dios de modo directo, mientras que el «raím» del segundo estico (lit. malos) indica los que pecan directamente contra el prójimo. La exhortación del v. 15 da a entender, no sólo la precaución de no poner los pies en el mal camino, sino también la de mantenerse lo más lejos posible de él. Nunca hemos de pensar que nos apartamos demasiado de tal camino; un pequeño acercamiento supone una gran concesión a la tentación que implica la compañía de los malvados.
2. Las razones que corroboran esta precaución: «considera el carácter de tales hombres: Son tan malos que no duermen tranquilos si han pasado el día sin cometer alguna maldad de bulto (v. 16); para ellos, el crimen es su comida y su bebida (v. 17); en realidad, comen y beben de lo que han robado a viva fuerza, por la rapiña y la opresión. Pero, aunque ellos piensen que prosperan, su camino se va estrechando, y aun oscureciendo, progresivamente; de forma que, faltos de luz verdadera, acaban por tropezar y caer, sin percatarse siquiera de la causa de su final desventura (v. 19). En cambio (v. 18), «la senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta llegar a pleno día» (comp. con Job 22:28). Cristo es nuestra luz (Jn. 8:12) y nuestro camino (Jn. 14:6). Los justos caminan guiados por la Palabra de Dios, la cual es luz para el camino y para los pies (Sal. 119:105); ellos mismos son luz en el Señor (Ef. 5:8) y caminan en la luz como él (Dios) está en la luz (1 Jn. 1:7). Es una luz que brota en la oscuridad (Is. 58:10) y crece, brilla más y más; no es como la luz del meteoro, que desaparece pronto, ni como la luz de la candela, que se debilita hasta apagarse, sino como la del sol, que brilla más cuanto más sube.
Versículos 20-27
Tras exhortamos a no hacer el mal, ahora nos exhorta a hacer el bien.
1. Los dichos de la sabiduría deben ser nuestras normas de conducta; por eso, hemos de inclinar el oído a ellas (v. 20); escucharlas con sumisión y prestarles diligente atención, sin perderlas de vista (v. 21, comp. con 3:21). Hemos de guardarlas en nuestro interior (comp. con 2:1) como se guarda un tesoro que se teme perder. La razón por la que hemos de estimar así las palabras de la sabiduría es que ellas serán para nosotros alimento y medicina (v. 22), como el árbol de la vida (Ap. 22:3). Así como nuestra vida espiritual comenzó mediante la palabra (Jn. 3:5; 1 P. 1:23), así también se ha de conservar y mantener por medio de la palabra. La segunda parte del v. 22 es una variante de 3:8. En la palabra de Dios hay un remedio adecuado y completo para todas las enfermedades espirituales y aun para muchas enfermedades físicas.
2. Especial vigilancia necesita nuestro corazón (v. 23) «porque de él mana la vida». Siendo el corazón el centro y la fuente de nuestra conducta, hemos de velar para que de él salgan actividades santas, según las normas de Dios y en docilidad a la conducción del Espíritu, pues así no saldrán las corrupciones de nuestra naturaleza caída. Guardar el corazón es albergar buenos pensamientos y acallar los malos, poner el afecto en los objetos que lo merecen y dentro de los límites debidos. Muchos son los modos de guardar un objeto: el cuidado, la fuerza y la petición de la ayuda necesaria.
3. Otro objeto de especial vigilancia son los labios (v. 24), puertas por las que sale lo que hay en el corazón (Mt. 12:34; Lc. 6:45). El hebreo usa dos vocablos que significan respectivamente «torcedura» (de boca) y «desviación» (de labios). En ambos casos vienen a significar, con la mayor probabilidad «falsificación de la verdad», en la que se incluyen la mayoría de los pecados de la lengua.
4. El v. 25 nos exhorta a mirar rectamente; un corazón recto, así como incita a hablar rectamente, también incita a mirar rectamente; ésta es la recta intención que el Señor recomendó bajo la expresión «ojo sano» (Mt. 6:22). Si ponemos nuestros ojos fijos en el Señor (He. 12:2), no los desviaremos a ninguna mala parte.
5. Finalmente, hemos de vigilar nuestros pies (vv. 26, 27): «Examina (lit, pesa) la senda de tus pies». Como si dijera: «Pondera bien las alternativas para no vagar sin rumbo, sino poder pisar firme y fuerte. Pon en un platillo de la balanza la palabra de Dios, y en el otro lo que has hecho o vas a hacer, y mira a ver si coinciden; no obres con precipitación; y, una vez que hayas escogido el sendero recto, no te desvíes a ningún lado (v. 27)».

miércoles, 25 de abril de 2012

PROVERBIOS 3


Este capítulo es uno de los más excelentes de todo el libro, tanto por las razones que da para persuadimos a ser buenos como por las instrucciones que para ello nos ofrece.
I. Debemos ser constantes en el camino del deber, pues ese es el camino de la felicidad (vv. 1-4).
II. Debemos vivir dependiendo de Dios, pues ese es el camino de la seguridad (y. 5).
III. Debemos conservar el temor de Dios, pues ese es el camino de la sanidad (vv. 7, 8).
IV. Debemos servir a Dios con nuestros bienes de fortuna, pues ese es el camino de la prosperidad (vv. 9, 10).
V. Hemos de soportar con paciencia nuestras aflicciones, pues ese es el camino de la comodidad (vv. 11, 12).
VI. Hemos de poner toda diligencia en obtener la sabiduría, pues ese es el camino de alcanzarla (vv. 13-20).
VII. Hemos de gobernamos con las normas de la sabiduría, pues ese es el camino de la tranquilidad (vv. 21-26).
VIII. Hemos de hacer a nuestros prójimos todo el bien que podamos y ningún mal (vv. 27-35).
Versículos 1-6 Una vida de comunión con Dios produce inefables beneficios.
1. Hemos de observar continuamente los preceptos de Dios (vv. 1, 2), haciendo de ellos la norma de nuestra conducta. Y hemos de observarlos de todo corazón. Para animamos a sometemos a todas las restricciones y ordenanzas que nos impone la ley de Dios, se nos asegura aquí (v. 2) que ese es el camino cierto para la longevidad y la prosperidad. Ni aun los días de la vejez serán malos, sino días en los que hallaremos placer: «te añadirán...años de vida y paz». «Mucha paz tienen los que aman tu ley» (Sal. 119:165).
2. Hemos de recordar continuamente las promesas de Dios, que van anejas a los preceptos de Dios: «gracia y buena opinión ante los ojos de Dios y de los hombres» (v. 4) es promesa para los que obran con bondad y fidelidad (v. 3), ya que estas cualidades se atribuyen precisamente, con mucha frecuencia, a Dios (DL 7:9, etc.), pero aquí, como en 14:22; 16:6; 20:28 se atribuyen a los hombres (sin contar los lugares en que sólo el jesed-amor o bondad- está explícito). Toda persona piadosa busca, ante todo, el favor de Dios, aunque no haya de despreciarse la estima de los hombres (Est. 10:3).
3. Hemos de atender continuamente a la providencia de Dios, a fin de depender de él, con fe y oración, en todos nuestros asuntos. Hemos de fiarnos de Yahweh con todo el corazón (v. 5, comp. con Sal. 37:3, 5), no en nuestras propias opiniones, aunque nos parezca que el asunto es como camino trillado, cosa fácil para la que no necesitamos consejo de nadie. En todos nuestros caminos hemos de reconocerle (v. 6): tener comunión con él y reconocer su mano, poniéndonos en todo a su disposición, pues él hará derechas nuestras veredas, promesa que se repite en 11:5; 15:2 1 (comp. con Is. 45:13); nuestro camino será seguro y fácil, con un feliz resultado.
Versículos 7-12 Tenemos aquí tres exhortaciones, cada una de ellas corroborada con buenas razones:
1. Debemos vivir en humilde y respetuosa sumisión a Dios y a su gobierno (v. 7): «teme a Yahweh y apártate del mal», es decir, si temes a Dios te apartarás del mal, pues lo segundo es consecuencia de lo primero. Para animamos a vivir así en el temor de Dios, se nos promete (v. 8) que nos aprovechará incluso corporalmente como alimento para los músculos (lit, el ombligo) y para el tuétano de los huesos. Con el vigor del cuerpo, el espíritu adquirirá también mayor firmeza para tomar las resoluciones pertinentes; por otra parte, la prudencia, la templanza y la sobriedad, la calma mental y el buen gobierno de las pasiones, que la religión nos enseña, no sólo fortalecen la salud del alma, sino también la del cuerpo.
2. Debemos hacer buen uso de nuestros medios de fortuna, pues ése es el camino recto para incrementarlos (vv. 9, 10): «Honra a Yahweh con tus bienes, etc... y serán llenos tus graneros, etc». Las riquezas de este siglo son secundarias, frágiles, efímeras; sin embargo, aun en esto suele Dios bendecir al que honra a Dios, especialmente al que le honra con el buen uso de ellas. Nótese, sin embargo, como hace notar Cohen, que la recompensa que esas bendiciones materiales suponen no se presenta en la Biblia como un incentivo para la buena conducta. Por eso, dice el salmista (Sal. 1 l2:l) «Dichoso el hombre que teme a Yahweh, y en sus mandamientos (no en la recompensa) se deleita en gran manera».
3. Debemos conducimos rectamente bajo las aflicciones (vv. 11, 12). No hemos de menospreciar la reprensión(hebreo musar, el mismo vocablo de 1:8) de Yahweh; es decir, no hemos de tomarla a la ligera como si nada tuviese que ver con nosotros, sino que, viendo en ella un propósito benéfico de Dios, hemos de sacar de ella el beneficio que Dios intenta. No se nos pide que seamos estoicos, duros como piedras, a fin de que las aflicciones nos hagan menos daño, pero tampoco hemos de• sentir asco de ellas (ése es el sentido del verbo en hebreo, en vez de «fatigarse»), pues la aflicción es disciplina del Señor (comp. con He. 12:6-11), y él conoce de qué estamos hechos (Sal. 103:14) y hasta dónde podemos aguantar (1 Co. 10:13). No estamos hablando de una justicia vindicativa, sino de una corrección paternal para nuestro mayor bien.
Versículos 13-20 Dichoso el hombre que halla la sabiduría, la verdadera sabiduría, que consiste en conocer y amar a Dios, y en conducirse enteramente de acuerdo con su verdad, su providencia y su ley.
1. Qué sabiduría es la que hace feliz. Feliz es el hombre que, al hallar la verdadera sabiduría, la hace suya extrayendo entendimiento, como dice el original hebreo. No la tiene en sí, pero la extrae con el cubo de la oración de la fuente que ofrece generosamente sabiduría (Stg. 1:5). Se fatiga en ello, como quien extrae oro de una mina, porque le da un valor mayor que el de la plata, oro o piedras preciosas (v. 14). Es la perla de gran valor (Mt. 13:45, 46), por cuya adquisición bien vale la pena venderlo todo. «Compra la verdad», dirá después (23:23); no dice a qué precio, pero bien se da a entender que cualquier precio es bueno para obtenerla, antes que perderla.
2. La dicha de los que la hallan es una dicha trascendente, como podemos ver (vv. 14, 15, comp. con Job 28:15 y ss.). Es un saber para salvación eterna (2 Ti. 3:15), con la que no se puede comparar ningún bien de este mundo.
El universo entero no puede proveer el rescate de un alma que se va a perder por falta de la verdadera sabiduría. Los (vv. 16-18) vienen a explanar lo que ha dicho en el (v. 2). La sabiduría aparece aquí como una reina, repartiendo dones a diestra y siniestra a quienes son sus fieles súbditos. Ofrece longevidad en su mano derecha, pues da consejos y proporciona métodos para prolongar la vida (hasta la eternidad) y en su mano izquierda ofrece riquezas y honor. El sentido de este binomio se entiende mejor comparando este lugar con Ex. 28:2, 40 e Is. 35:2. El deleite (v. 17) que ofrece es de la mejor calidad, pues ningún placer de los sentidos puede compararse con el que las almas piadosas hallan en la comunión con Dios y en hacer el bien a todos. La mención del árbol de la vida (v. 18, comp. con Gn. 2:9) sugiere que es para el alma lo que dicho árbol habría sido para nuestros primeros padres si se hubiesen alimentado de él en lugar de comer del árbol prohibido (comp. también con Ap. 2:7; 22:2). Llega a ser una participación de la propia dicha de Dios (vv. 19, 20), quien con la sabiduría (8:22 y ss.) llevó a cabo la obra de la creación.
Versículos 21-26
1. Aquí se nos exhorta a tener siempre a la vista y en el corazón las normas de la piedad sincera (v. 21): «Hijo mío, no se aparten estas cosas de tus ojos; que no se aparten de ellas tus ojos para irse tras la vanidad. Tenías siempre presentes, cultívalas y practícalas mientras vivas. Guárdalas en tu corazón como en cofre de tesoros, pues es ahí donde anidan la prudencia y la discreción».
2. El argumento para corroborar esta exhortación se toma de las inefables ventajas que nos proporciona la sabiduría (v. 22): «Y serán vida para tu alma (comp. con y. 18); te avivarán el sentido del deber y te fortalecerán durante tus aflicciones cuando comiences a sentirte débil y decaído. También serán gracia para tu cuello, como un hernioso collar de perlas o una cadena de oro. Entonces (v. 23) andarás por tu camino confiadamente, y tu pie no tropezará (comp. Sal. 91:12); caminarás bajo la protección de la providencia y de la gracia, mientras no seas tú quien se expone al peligro. El camino del deber es el camino de la seguridad. Ella te servirá de estupenda medicina contra los temores nocturnos a los ladrones, a los espectros, al fuego, etc. (v. 24) y aun contra el pavor repentino (v. 25), es decir, contra una experiencia aterradora que sobreviene de súbito, puesto que el Padre que vela por nosotros no duerme ni puede haber cosa alguna que le tome por sorpresa. El mejor remedio para tener una buena noche es tener una buena conciencia.
Versículos 27-35
Vienen ahora normas concernientes a nuestra relación con el prójimo.
1. Debemos dar a cada uno lo suyo, tanto lo que se le debe en justicia como lo que exige la caridad, y eso sin dilaciones ni excusas (vv. 27, 28). El contexto indica que se trata especialmente del prójimo pobre, a quien hay que dar lo que necesita sin hacerle esperar. Prometer para mañana (v. 28) lo que se puede dar hoy, además de ser injusto, es problemático pues nadie sabe si vivirá mañana ni el que debe dar ni el que necesita recibir. Este deber incluye: (A) El pago de deudas; (B) El pago de rentas y salarios; (C) La provisión para nuestros familiares necesitados; (D) Nuestra contribución tanto para la Iglesia como para el Estado; (E) La buena disposición para todo acto de amistad y humanidad, a fin de aliviar problemas y necesidades locales, nacionales y mundiales de toda índole.
2. Nunca hemos de tramar ningún daño contra nadie (v. 29), sobre todo cuando nuestro prójimo está confiado, es decir, no sospecha ningún mal de nuestra parte y, por ello, no se pone en guardia.
3. No hemos de ser foco de contención o discordia (v. 30); «No tengas pleito con nadie sin motivo». Es aquí donde el amor juega un importante papel (V. 1 Co. 13:4-7), pues no piensa mal. La mayoría de los pleitos perjudiciales surgen de sospechas infundadas, teniendo por mala intención lo que quizá fue inadvertencia. Ir a los tribunales debe ser el último recurso.
4. No hemos de envidiar la prosperidad de los malhechores (v. 31, comp. con Sal. 73:3), ni ceder a la tentación de imitarles. Para mostrar cuán pocos motivos tienen los santos para envidiar a los pecadores, Salomón compara, en los últimos cuatro versículos de este capítulo, la condición de unos y de otros: (A) Los santos gozan de íntima comunión con Dios, pero los perversos son abominables a los ojos de Yahweh. El que no odia nada de lo que creó, se ve en la necesidad de abominar a quienes de tal modo han corrompido lo que Dios hizo en ellos. Los más dulces y benditos secretos del amor de Dios son comunicados a sus amigos (comp. con Jn. 15:15). (B) Los santos, y su morada, descansan bajo la bendición de Dios (v. 33), aunque su morada sea simplemente un «aprisco de ovejas», como da a entender el original, mientras que la «casa» (de suyo, morada fija y permanente) del impío está bajo la maldición de Yahweh ¿De qué le sirve vivir en un palacio, si es un palacio maldito? (C) Aún lo que Dios da a los escarnecedores o burladores (v. 34), lo da burlándose de ellos. Este parece ser el sentido del original. En otras palabras, les paga con su misma moneda. En cambio, a los humildes les muestra siempre su favor, pues al que se humilla a sí mismo, no de palabra falsa, sino de obra sincera, Dios lo enaltece. (D) Los santos son los verdaderos sabios (v. 35), por lo cual recibirán respeto y aprobación de quienes saben apreciar la verdadera sabiduría, mientras que los necios en sentido moral (hebr. kesilim) terminarán en perpetua confusión e ignominia.

domingo, 1 de abril de 2012

PROVERBIOS 2



En este capítulo, Salomón describe los buenos resultados de seguir las instrucciones de la sabiduría.
I. Les muestra a los que están dispuestos a ser instruidos que, si usan los medios del conocimiento y de la gracia, obtendrán de Dios el conocimiento y la gracia que buscan (vv. 1-9).
II. Les muestra también las ventajas que se les seguirán con esto: 1. Serán preservados de las redes y lazos de los malvados (vv. 10-15) y de las malas mujeres (vv. 16-19). 2. Serán guiados y guardados en el camino de los buenos (vv. 20-22).
Versículos 1-9
1. Los medios que hemos de usar para obtener sabiduría: (A) Hemos de prestar atención a la palabra de Dios, que puede hacernos sabios para salvación (vv. 1, 2, comp. con 2 Ti. 3:15). Las palabras de Dios son fuente y norma de sabiduría y entendimiento. Muchas cosas sabias pueden hallarse en los escritos de hombres sabios, pero en la divina revelación todo es sabiduría. (B) Hemos de pasar mucho tiempo en oración (v. 3), clamando a la prudencia o discernimiento (hebreo, bináh) y dando voces a la inteligencia (hebreo, tebunáh), vocablos sinónimos de sabiduría (hebreo, jokmd) y conocimiento (hebreo dáat). (C) Hemos de estar dispuestos también a esforzamos y fatigamos (v. 4) por buscar la sabiduría; «como a la plata... como a tesoros» no quiere decir que la hayamos de buscar como bus-cariamos la plata, etc., sino como se esfuerzan y fatigan los que excavan en las minas.
2. El éxito que hemos de esperar si usamos tales medios. Nuestras fatigas no serán en vano, pues entenderemos el temor de Yahweh, esto es, sabremos cómo hemos de adorarle y servirle, y hallaremos el conocimiento de Dios (v. 5), el cual es necesario para que nuestro temor de Dios sea como debe ser. También sabremos cómo conducimos con los hombres (v. 9), pues entenderemos las tres cualidades que proceden de la sabiduría: justicia, juicio y equidad (comp. con 1:3), que corresponden a nuestras relaciones con Dios, con el prójimo y con nosotros mismos y vienen a equivaler (leyéndolos a la inversa) a «sobria, justa y piadosamente» de Tit. 2:12. En efecto, justicia (hebr. tsédeq) es la cualidad que regula nuestra relación con Dios; juicio (heb. mispat) equivale a la «honradez» en nuestro trato con los demás; y equidad (heb. mesharim, de yashar = recto) expresa la «rectitud» personal.
3. El fundamento que tenemos para esperar el éxito en nuestra búsqueda de la sabiduría; los ánimos para ello hemos de esperarlos únicamente de Dios (vv. 6-8). (A) «Porque Yahweh da la sabiduría» (v. 6), pues él es la Sabiduría infinita y fuente de toda sabiduría verdadera. (B) «De su boca nacen el conocimiento y la inteligencia» (v. 6b). Todo lo que nos hace realmente sabios procede de la palabra de Dios, tanto escrita como predicada por sus fieles ministros. (C) Dios provee de esa sabiduría a los que están sinceramente dispuestos a hacer su voluntad (vv. 7, 8). Nótese que esa sabiduría provee a los rectos, en paralelismo de sinonimia con los santos, de una defensa completa: aptitud para improvisar soluciones acertadas (este es el significado del hebreo tushiyáh), escudo, guardia y preservación. Y todo esto lo da Dios, por medio de su sabiduría. Así que, si buscamos la sabiduría en él, él nos guardará en todos nuestros buenos caminos, que son los de la justicia, el juicio y la equidad del v. 9, comp. con los vv. 7 y 8.
Versículos 10-22
La verdadera sabiduría nos preservará & las sendas del pecado y nos hará mayor favor que si nos enriqueciese con todos los bienes de este mundo. En efecto:
1. Nos libra del mal camino de los hombres perversos (vv. 11-13). Si la sabiduría de Dios entra en el corazón (v. 10), no sólo en la cabeza, da conocimiento, discreción e inteligencia para protegerse, con claridad de juicio y sana libertad de voluntad, de los principios corrompidos de hombres profanos y sin Dios, que se complacen en el vicio, buscan las tinieblas y andan por veredas tortuosas (vv. 12-15). Dice J. J. Serrano: «Estos versos caracterizan a los enemigos del joven como depravados y faltos de sinceridad en pensamientos, palabras y obras». Los que odian la luz, odian la verdad y, por consiguiente, aman las tinieblas y la mentira.
2. Nos libra también de los peligros de la mujer extraña (vv. 16-19). Llama así a la adúltera, porque es «ajena», es decir, de otro. Nótense sus malas cualidades: (A) Es lisonjera (v. 16b), esto es, halaga con buenas palabras, pero es falsa en lo que dice, pues siente tanto afecto como el que sentía Dalila hacia Sansón; sólo le interesa satisfacer sus bajos instintos y hacerse con el dinero del joven. (B) Es infiel a su marido (v. 17), lo que equivale a quebrantar el pacto de su Dios (v. lib). Este es el sentido que exige el paralelismo (comp. también con Ex. 20:14), por lo que el adulterio es pecado contra Dios y contra el hombre, contra la religión y contra la justicia. Es menester que la discreción preserve al hombre no sólo de la mujer extraña, sino también de su casa (v. 18), pues entrar en ella es ponerse en ocasión incitante al pecado, y es un pecado que pronto se convierte en vicio que embota la inteligencia, endurece el corazón y conduce al hombre por la pendiente que conduce a la muerte. Por eso, es extremadamente raro el caso de que, una vez metido en las redes de este vicio, se recobre el hombre hasta alcanzar otra vez los senderos de la vida (v. 19).
3. Nos conduce y preserva por el camino de los buenos (v. 20). Cosa sabia es andar por tal camino (V. Jer. 6:16; He. 6:12; 12:1), pues las veredas de los rectos son sendas de vida (v. 21), mientras que los impíos van por caminos de muerte, pues serán cortados y hasta desarraigados de la tierra (v. 22).